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«Jesús exultó de gozo bajo la acción del Espíritu Santo» «No entristezcan al Espíritu Santo con el que ustedes fueron marcados»

 (Ef 4:30) (Trad.©Evangelizo.org©)

Cuando el hombre indeciso fracasa en cualquier proyecto, la tristeza invade su alma, y aflige al Espíritu Santo echándolo fuera... aleja, pues, de tu corazón la tristeza y no ahogues al Espíritu Santo que habita en ti, (1Tes 5:19), por miedo a que llame a Dios contra ti y te deje. Porque el Espíritu de Dios, que te ha sido dado en tu carne, no soporta ni la tristeza ni la incomodidad. Revístete de alegría y haz de ella tu delicia. Eso es lo que agrada a Dios; eso es lo que él acoge favorablemente. Porque todo el que está lleno de gozo obra bien, piensa bien y pone a la tristeza debajo de sus pies. Por el contrario, el hombre triste obra siempre mal; primeramente, hace el mal contristando al Espíritu Santo que con gozo ha sido dado al hombre; y comete una falta de piedad no orando ni alabando al Señor. Porque la oración del hombre triste no tiene jamás la fuerza necesaria para subir al altar de Dios... Así como el vinagre mezclado con el vino hace perder el buen sabor a éste, de la misma manera la tristeza, mezclada con el Espíritu Santo, debilita la eficacia de la oración. Purifica, pues, tu corazón de esta tristeza perniciosa, y vivirás para Dios, igual que todos los que se habrán despojado de la tristeza y revestido de gozo. 

«El grano que cayó en tierra buena..., dio fruto al ciento por uno»

San Juan María Vianney (1786-1859)
presbítero, cura de Ars

Si me preguntáis qué es lo que quiere decir Jesucristo al hablar de ese sembrador que salió de madrugada a esparcir la semilla en su campo, hermanos, os digo que ese sembrador es el mismo buen Dios que comienza a trabajar para nuestra salvación desde el comienzo del mundo enviándonos profetas antes de la venida del Mesías para enseñarnos que debíamos ser salvados. No se contentó enviándonos a sus servidores, sino que vino él mismo y nos señaló el camino que debíamos tomar, y nos anunció la palabra santa. ¿Sabéis lo que es una persona que no se alimenta de esta palabra santa?... Se parece a un enfermo sin médico, a un viajero extraviado sin guía, a un pobre sin recursos. Es del todo imposible, hermanos, amar a Dios y contentarle sin alimentarse de esta palabra divina. ¿Qué es lo que puede llevar a ligarnos a él sino el conocerlo? ¿Y quién nos le hace conocer con todas sus perfecciones, sus bellezas y su amor por nosotros, si no es la Palabra de Dios que nos enseña todo lo que él ha hecho por nosotros y los bienes que nos prepara en la otra vida?

Hoy amanece la aurora de la salvación

Por San Andrés de Creta (660-740)

Nosotros ya no vivimos bajo la esclavitud de los elementos del mundo, como lo dice el apóstol Pablo; ya no estamos sujetos a la letra de la ley (Col 2,8; Rm 7,6). Es precisamente en esto que consiste lo más esencial de los beneficios de Cristo; es aquí que el misterio se manifiesta, que la naturaleza se renueva: Dios se hace hombre y asumida la humanidad, ésta es divinizada. Ha sido pues necesario que la espléndida y visible habitación de Dios entre los hombres fuera precedida por una introducción al gozo, de donde se seguiría para nosotros el don magnífico de la salvación. Es este el objeto de la fiesta que celebramos: el nacimiento de la Madre de Dios inaugura el misterio que concluye y acaba en la unión del Verbo con la carne... La virgen que acaba de nacer se prepara ya para ser la madre del Rey universal de todos los tiempos... Y así nosotros recibiremos del Verbo un doble beneficio: nos conduce a la verdad y nos desliga de la vida de esclavitud que supone vivir bajo la ley. ¿De qué manera, por qué camino? Sin duda alguna porque la sombra se aleja del advenimiento de la luz, porque la gracia pone la libertad en el lugar de la letra. La fiesta que celebramos está en esta frontera porque ha hecho de lazo de unión entre la verdad y las imágenes que la prefiguraban, hace que lo nuevo substituya a lo antiguo... Que toda la creación cante y exulte, que contribuya lo mejor que pueda al gozo de este día. Que el cielo y la tierra formen hoy una única asamblea. Que todo lo que hay en el mundo y por encima del mundo se una en un mismo concierto de fiesta. En efecto, hoy se levanta el santuario en el que residirá el Creador del universo; y a través de esta disposición, totalmente nueva, una criatura es preparada para ofrecer al Creador una morada sagrada. 

La Natividad de la Virgen María 


María, Jesús y Juan Bautista son las únicas personas cuyo nacimiento celebramos en la Liturgia. Al hacer memoria del nacimiento de María, tenemos en cuenta la vida de muchas personas sencillas y pobres, sin apariencias llamativas ni entornos importantes, que llevan en su existencia el gran tesoro de la fe en Dios. Son esos pobres los que hacen lugar para que el Reino de Dios sea una realidad. 

«Les confía sus bienes»-

Catecismo de la Iglesia Católica


Catecismo de la Iglesia Católica

§ 2402-2405

«Les confía sus bienes»

Al comienzo Dios confió la tierra y sus recursos a la administración común de la humanidad para que tenga cuidado de ellos, los domine mediante su trabajo y se beneficie de sus frutos (cf Gn 1,26-29). Los bienes de la creación están destinados a todo el género humano. Sin embargo, la tierra está repartida entre los hombres para dar seguridad a su vida, expuesta a la penuria y amenazada por la violencia. La apropiación de bienes es legítima para garantizar la libertad y la dignidad de las personas, para ayudar a cada uno a atender sus necesidades fundamentales y las necesidades de los que están a su cargo. Debe hacer posible que se viva una solidaridad natural entre los hombres. El derecho a la propiedad privada, adquirida o recibida de modo justo, no anula la donación original de la tierra al conjunto de la humanidad. El destino universal de los bienes continúa siendo primordial, aunque la promoción del bien común exija el respeto de la propiedad privada, de su derecho y de su ejercicio. "El hombre, al servirse de esos bienes, debe considerar las cosas externas que posee legítimamente, no sólo como suyas, sino también como comunes, en el sentido de que han de aprovechar no sólo a él, sino también a los demás" (GS 69,1). La propiedad de un bien hace de su dueño un administrador de la providencia para hacerlo fructificar y comunicar sus beneficios a otros, ante todo a sus próximos. Los bienes de producción -materiales o inmateriales- como tierras o fábricas, profesiones o artes, requieren los cuidados de sus posesores para que su fecundidad aproveche al mayor número de personas. Los poseedores de bienes de uso y consumo deben usarlos con templanza reservando la mejor parte al huésped, al enfermo, al pobre.

San Luis de Francia


Luis fue coronado rey en el año 1226. Se casó y tuvo once hijos. Supo tener como consejeros a notables teólogos de la época, como santo Tomás de Aquino. Fundó un hospital para pobres y ciegos. Fue un gran administrador de justicia y célebre por su espíritu pacificador. 

« La ternura de Dios hacia los pequeños » (Trad. ©Evangelizo.org)

Por San Vicente de Paul

Mis hijas, a Dios le agrada ver cuando le sirven a los pequeños niños, como también le agrada escucharlos cantar, incluso escuchar los pequeños gritos y sus quejas. Cada uno de esos gritos toca el corazón de Dios. Y ustedes, mis queridas hermanas, cuando, al escuchar sus gritos, los alivian sirviéndoles en lo que necesitan por el amor de Dios y por honrar la infancia de Nuestro Señor, ¿no agradan a Dios?, ¿Dios no es honrado del grito y de las quejas de esos pequeños niños? ¡Entonces ánimos, mis hijas! Amen el servicio a esos pequeños niños, por la boca de quienes Dios recibe una perfecta alabanza. No soy yo quién lo dice mis hermanas; es el profeta: «por la boca de chiquillos, de niños de pecho, tu alabanza es perfecta». Oh mis hijas, esto es entonces cierto pues la Santa Escritura lo afirma. Miren cuan felices están ustedes al servir a estas pequeñas creaturas que le dan a Dios una alabanza perfecta y en la cual Dios es agradado, en cierta forma como lo son las madres para quienes su más gran consuelo es ver las pequeñas acciones de sus pequeños hijos. Ellas admiran y aman todo. De igual manera Dios, que es su padre, disfruta todas sus pequeñas acciones.

«Auméntanos la fe» (Lc 17,5)

La palabra «fe» es única en cuanto vocablo, pero tiene una doble significación. En efecto, hay un aspecto de la fe que se refiere a los dogmas; se trata del asentimiento sobre alguna verdad dada. Este aspecto de la fe es provechoso al alma, según dice el Señor: «El que escucha mis palabras y cree en el que me ha enviado, tiene la vida eterna» (Jn 5,24)... Pero hay un segundo aspecto de la fe: es la fe que nos es dada, gratuitamente, por Cristo como un carisma, como un don espiritual. «Uno recibe del Espíritu el hablar con sabiduría; otro, el hablar con inteligencia, según el mismo Espíritu. Hay quien, por el mismo Espíritu, recibe el don de la fe; y otro, por el mismo Espíritu, don de curar» (1Co 12, 8-9). Esta fe que nos es dada como una gracia por el Espíritu, no es solamente la fe dogmática, sino que tiene el poder de realizar aquello que sobrepasa a las fuerzas humanas. El que posee esta fe, dirá a esta montaña: «Desplázate de aquí a allá, y se desplazará». Porque cuando se pronuncia una palabra con fe «no con dudas sino con fe en que sucederá lo que dice» (Mc 11,23), entonces recibe la gracia de verlo realizado. Es hablando de esta fe que se dice: «Si tenéis una fe como un grano de mostaza». En efecto, el grano de mostaza es muy pequeño pero posee una energía de fuego; simiente minúscula, se desarrolla hasta el punto de que extiende sus largas ramas y puede incluso albergar a los pájaros (Mt 13,32). De la misma manera la fe actúa en el alma haciéndole realizar grandes gestas en un abrir y cerrar de ojos. Cuando un alma es iluminada por la fe, hace presente a Dios y le contempla tanto cuanto es posible. Abraza hasta los límites del universo y, antes del final de los tiempos, ve ya realizado el juicio y cumplidas las promesas.

Santa Clara de Asís


Santa Clara de Asís (en italiano: Chiara d'Assisi; Asís, Italia, 16 de julio de 1194 - ídem, 11 de agosto de 1253), religiosa y santa italiana. Seguidora fiel de san Francisco de Asís, con el que fundó la segunda orden franciscana o de hermanas clarisas, Clara se preciaba de llamarse "humilde planta del bienaventurado Padre Francisco". Después de abandonar su antigua vida de noble, se estableció en el monasterio de San Damiano hasta morir. Clara fue la primera y única mujer en escribir una regla de vida religiosa para mujeres. En su contenido y en su estructura se aleja de las tradicionales reglas monásticas. Sus restos mortales descansan en la cripta de la Basílica de santa Clara de Asís. Fue canonizada un año después de su fallecimiento, por el papa Alejandro IV.

SANTA MARÍA EN SÁBADO 

«Sin mí, no podéis hacer nada»

San Francisco Javier (1506-1552), jesuita, misionero
Carta del 05/11/1549, n° 90, 34-36

Que nadie alimente la ilusión de pensar que destacará en las cosas grandes, si no destaca en las cosas humildes. Creedme hay una especie de fervores, y, por mejor decirlo, tentaciones...Ciertamente para no renunciar a su voluntad haciendo lo que la obediencia les prescribe, desean hacer otras cosas más importantes, sin recordar que si no tienen virtud para las cosas pequeñas, menos tendrán para las grandes. En efecto cuando se lanzan a las cosas grandes y difíciles, con poco sacrificio y fuerza de ánimo, reconocen su atracción por la tentación, cuando se encuentran sin fuerzas...
No os escribo estas cosas para impediros el ánimo a cosas muy altas, señalándoos por grandes siervos de Dios, dejando memoria de vosotros para los que después de vuestros días vendrán; mas dígolas a este fin solamente para que en las cosas pequeñas os mostréis grandes, aprovechándoos mucho en el conocimiento de las tentaciones, en ver para cuánto sois, fortificándoos totalmente en Dios; y si en esto perseveráredes, no dudo sino que creceréis siempre en humildad y espíritu, y haréis mucho fruto en las almas, yendo quietos y seguros dondequiera que fuéredes.
EL EVANGELIO DEL DIA 

«Vengan a parte a un lugar solitario, para descansar un poco» (Trad. ©Evangelizo.org) 

Por San Beda el Venerable (c. 673-735), monje benedictino, doctor de la Iglesia
Comentario del Evangelio de Marcos

«Los apóstoles se reunieron con Jesús y le contaron todo lo que habían hecho y lo que habían enseñado». Los apóstoles no están solos..., hay otros discípulos de Jesús y algunos discípulos de Juan Bautista...«Jesús les dice: 'vengan a parte a un lugar solitario, para descansar un poco'». Para hacer comprender cuanto era necesario de dar un descanso a los discípulos, el evangelista prosigue diciendo: «Y es que los que iban y venían eran tantos que no les quedaba tiempo ni para comer». Este cansancio de los que enseñaban tanto como el ardor de los que se dejaban instruir, muestra aquí cuan feliz se era en aquél tiempo. 
¡Si solamente la providencia de Dios hiciera lo mismo en nuestra época, y que una gran multitud de fieles se precipitara alrededor de los ministros de su Palabra para escucharlos, incluso sin dejarles el tiempo de retomar sus fuerzas!...si se les reclamara a tiempo y a destiempo la palabra de fe, se quemarían del deseo de meditar los preceptos de Dios y de ponerlos en práctica sin cesar, de manera que sus actos no desmentirían sus enseñanzas. 
«Así que se fueron en la barca, a parte, a un lugar solitario»...las personas los siguieron. Rápidamente se dirigieron al desierto, pero no sentados sobre burros o en vehículos de cualquier tipo, pero a pie. Por este esfuerzo personal mostraron cuanto cuidado tenían de su salvación. Jesús, a su vez, acogía a las personas cansadas. Como salvador y médico lleno de poder y de bondad, instruyó a los ignorantes, sanó a los enfermos y alimentó a los hambrientos, manifestando así la gran alegría que le procura el amor de los creyentes. 

EL EVANGELIO DEL DIA

«Los envía por primera vez» (Trad. ©Evangelizo.org) 

Por San Cirilo de Alejandría (380-444), obispo y doctor de la Iglesia
Comentario del Evangelio de San Juan 12:1

Nuestro Señor Jesucristo instituyó guías e instructores para el mundo entero, y también «administradores de los misterios de Dios» (1 Co 4:1). Les mandó a brillar y a iluminar como antorchas no solamente en el país de los judíos..., sino también en todo lugar bajo el sol, para los hombres que viven sobre la faz de la tierra (Mt 5:14). 
Quería enviar a sus discípulos como el Padre lo envió a él mismo (Jn 20:21): los que estaban destinados a ser sus imitadores debían entonces descubrir para qué misión el Padre había enviado a su Hijo. Y él mismo nos explicó de diversas maneras el carácter de su misión. Un día dijo: «No he venido a llamar a conversión a justos, sino a pecadores» (Lc 5:32). Y también: «he bajado del cielo no para hacer mi voluntad, sino la voluntad del que me ha enviado» (Jn 6:38).Y en otra ocasión dijo: «Dios no ha enviado a su Hijo para juzgar al mundo, sino para que el mundo se salve por él» (Jn 3:17). 
Al decir que los enviaba como el Padre lo había enviado a él mismo, estaba resumiendo en algunas palabras la función de los apóstoles. De este modo sabrían que deben llamar a los pecadores a convertirse, sanar a los enfermos corporalmente y espiritualmente, en sus funciones de administradores no buscar de ninguna manera a hacer su voluntad, sino la voluntad de aquél que los había enviado, y finalmente, salvar al mundo en la medida en que éste reciba las enseñanzas del Señor. 


Tomás era uno de los Doce. No sabemos mucho de su historia, salvo que seguía a Jesús y confesó su divinidad cuando lo vio resucitado. Como cualquier ser humano, tuvo sus dudas, y recibió de Jesús el signo necesario para creer en él. Una antigua tradición dice que evangelizó en la India. 

«La pobreza que enriquece» 

Por San Leon Magno

Después del Señor, los apóstoles fueron los primeros que nos dieron ejemplo de esta magnánima pobreza, pues al oír la voz del divino Maestro, dejando absolutamente todas las cosas, en un momento pasaron de pescadores de peces a pescadores de hombres (cf. Mt 4, 18- 24). Y lograron, además que muchos otros, imitando su fe, siguieran esta misma senda. En efecto, muchos de los primeros hijos de la Iglesia, al convertirse a la fe, no teniendo más que un solo corazón y una sola alma (Hch 4, 32) dejaron sus bienes y posesiones y abrazando la pobreza, se enriquecieron con bienes eternos y encontraban su alegría en seguir las enseñanzas de los apóstoles, no poseyendo nada en este mundo y teniéndolo todo en Cristo.
Por eso, el apóstol Pedro, cuando, al subir al templo, se encontró con aquel cojo que le pedía limosna, le dijo «no tengo plata ni oro, te doy lo que tengo: en nombre de Jesucristo, echa a andar» ( Hch 3, 6)... La palabra de Pedro lo hace sano; y el que no pudo dar la imagen del César grabada en una moneda a aquel hombre que le pedía limosna, le dio, en cambio, la imagen de Cristo al devolverle la salud.
Y este tesoro enriqueció no sólo al que recobró la facultad de andar, sino también a aquellos cinco mil hombres que ante esta curación milagrosa, creyeron en la predicación de Pedro (Hch 4,4). Este pobre que no tenía nada que dar al que le pedía limosna, distribuyó tan abundantemente la gracia de Dios, que dio no solo vigor a las piernas del cojo, sino también la salud del alma y su fe a aquella ingente multitud de creyentes.
EL EVANGELIO DEL DIA

"Yo te lo digo, levántate" 

Por  San Jerónimo (347-420), sacerdote, traductor de la Biblia, doctor de la Iglesia
Comentario al evangelio de Marcos, 2; PLS, 125s

 "No permitió que lo acompañara nadie, más que Pedro, Santiago y Juan, el hermano de Santiago" Nos podríamos preguntar porque Jesús se lleva siempre a esos discípulos y porque deja a los demás. Así vemos que, cuando se transfiguró en el monte, ya le acompañaban estos tres... Los escogidos son: Pedro, sobre quien se ha edificado la Iglesia, Santiago, el primer apóstol que recibió la palma del martirio, y Juan, el primero que preconizó la virginidad...
"Entró donde estaba la niña, la cogió de la mano, y le dijo: Talitha qumi. La niña se puso en pie inmediatamente y echó a andar." Deseemos que Jesús nos toque también a nosotros, e inmediatamente nos pongamos a andar. Si somos paralíticos o cometemos malas acciones, no podemos caminar; quizás estamos acostados sobre el lecho de nuestros pecados como si fuera nuestra verdadera cama. 
Cuando Jesús nos toque, inmediatamente quedaremos curados. La suegra de Simón padecía mucha fiebre; Jesús le cogió la mano, ella se levantó inmediatamente y les servía (Mc 1,31)... "Y les dijo que dieran de comer a la niña." Señor, a los que estamos acostados, haznos la gracia de cogernos la mano, levántanos del lecho de nuestros pecados y haznos caminar. Cuando hayamos andado, ordena que nos den de comer. Acostados, no podemos caminar, y si no estamos de pie, no podemos recibir el cuerpo de Cristo, a quien pertenece la gloria con el Padre y el Santo Espíritu, por los siglos de los siglos.
EL EVANGELIO DEL DIA


"Es necesario que él crezca y yo disminuya" 

Por San Máximo de Turín (¿-c. 420), obispo
Sermón 99 ; PL 57, 535

Con razón, Juan Bautista puede decir del Señor nuestro Salvador: "hace falta que él crezca y que yo disminuya" (Jn 3,30). Esta afirmación se realiza en este mismo momento: al nacimiento de Cristo, los días aumentan; al de Juan, disminuyen... Cuando aparece el Salvador, el día, con toda evidencia, aumenta; retrocede en el momento en el que nace el último profeta, porque está escrito: "la Ley y los profetas reinaron hasta Juan" (Lc 16,16). Era inevitable que la observancia de la Ley se ensombrezca, en el momento en el que la gracia del Evangelio empieza a resplandecer; a la profecía del Antiguo Testamento le sucede la gloria del Nuevo...
El evangelista dice a propósito del Señor Jesucristo: "Él era la luz verdadera que alumbra a todo hombre" (Jn 1,9)... Es en el momento en el que la oscuridad de la noche cubría casi el día entero, cuando la súbita llegada del Señor, lo convirtió todo en claridad. Si su nacimiento hizo desaparecer las tinieblas de los pecados de la humanidad, su llegada dio fin a la noche y trajo a los hombres la luz y el día... El Señor dice que Juan es una lámpara: "Él es la lámpara que arde y que alumbra" (Jn 5,35). La luz de la lámpara palidece cuando brillan los rayos del sol; la llama baja, vencida por el resplandor de una luz más radiante. ¿Qué hombre razonable se sirve de una lámpara a pleno sol?... ¿Quién vendría todavía para recibir el bautismo de penitencia de Juan (Mc 1,4), cuando el bautismo de Jesús aporta la salvación?


EL EVANGELIO DEL DIA.

Es algo excepcional en la liturgia católica que dediquemos a un santo justo un domingo, día en que solemos celebrar la resurrección de Jesús. San Juan Bautista tiene esta distinción. Él encarna el ideal profético de la vida coherente y austera. Él supo levantar su voz para despertar a la gente y suscitar en ella la espiritualidad necesaria para percibir el paso del Mesías. 

«Sean perfectos como mi Padre es perfecto» 

San Juan María Vianney (1786-1859), presbítero, cura de Ars
El Espíritu del Cura de Ars en sus Catecismos, Sermones y sus Conversaciones (Trad. ©Evangelizo.org)

«Padre Nuestro que estas en el cielo»: esto sí que es bello, hijos míos, ¡tener un Padre en el cielo!- «Venga a nosotros tu reino». Si hago reinar al Buen Dios en mi corazón, Él me hará reinar junto a Él en su Gloria.-«Hágase tu voluntad». No hay nada más dulce y perfecto que hacer la Voluntad de Dios. Para hacer bien las cosas, hay que hacerlas como Dios quiere, en conformidad con sus Designios. «Danos hoy nuestro pan de cada día». Dentro de nosotros tenemos dos partes, el alma y el cuerpo. Pedimos a Dios de alimentar nuestro pobre cuerpo, y Él nos responde haciendo producir a la tierra todo lo necesario para nuestro sustento. Pero también le pedimos que alimente nuestra alma, que es la parte más bella de nosotros mismos; la tierra es muy pequeña para proveer a nuestra alma lo necesario para llenarla: ella tiene hambre de Dios, sólo Dios puede llenarla. El Buen Dios no creyó hacer de más al morar sobre la tierra y al tomar un cuerpo, para que ese Cuerpo fuese el alimento de nuestras almas. Cuando el sacerdote presenta la ostia y se las muestra, su alma puede decir: ¡he aquí mi Comida! Oh mis niños, ¡tenemos demasiada felicidad! ¡No lo comprenderemos sino solamente en el cielo!

EL EVANGELIO DEL DIA

El grano de trigo que cae en tierra y muere, da mucho fruto (Jn 12,24). 

San Cromacio de Aquilea (¿-407), obispo
Sermón 30, 2

 El Señor se comparó a sí mismo a un grano de mostaza: siendo Dios de gloria y majestad eterna, se hizo un niño muy pequeño, puesto que quiso nacer de una virgen tomando un cuerpo de niño. Lo pusieron en tierra cuando su cuerpo fue enterrado. Pero después de haberse enderezado de entre los muertos por su gloriosa resurrección, creció tanto en la tierra que llegó a ser un árbol en cuyas ramas habitan los pájaros del cielo.
Este árbol significa la Iglesia que la muerte de Cristo resucitó en gloria. Sus ramas sólo pueden significar a los apóstoles porque, igual que las ramas son el ornamento natural del árbol, así también los apóstoles, por la belleza de la gracia que han recibido, son el ornamento de la Iglesia de Cristo. Se sabe que sobre sus ramas habitan los pájaros del cielo. Alegóricamente, los pájaros del cielo somos nosotros que, llegando a la Iglesia de Cristo, descansamos sobre la enseñanza de los apóstoles, tal como los pájaros lo hacen sobre las ramas. 

EL EVANGELIO DEL DIA

Santa María en sábado.


Señor, te pedimos, por la intercesión de la santísima Virgen María, que quienes la veneramos, merezcamos participar también de la plenitud de tu gracia. Por nuestro, Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo, y es Dios, por los siglos de los siglos. 

«San Bernabé, apóstol que proclama que el Reino de los cielos está cerca» 

Por San Gregorio Magno (c. 540-604), papa y doctor de la Iglesia

Bernabé recibe el título de apóstol aunque no haya sido designado por Jesús. La Iglesia le reconoció este ministerio porque había sido enviado a evangelizar y pastorear iglesias. Bernabé ya era cristiano cuando se produjo la conversión de san Pablo, y tuvo un importante rol para que la comunidad cristiana aceptara a este antiguo perseguidor. Por eso, san Pablo y san Bernabé llegaron a hacer juntos dos viajes apostólicos. 

(Trad. ©Evangelizo.org)

 « ¿Cómo podría yo amar a alguien que no conozco?»...Si no podemos ver a Dios, tenemos sin embargo otros medios para levantar el ojo de nuestro espíritu hasta él. Si no nos es posible verle en él mismo, podemos desde ya verle en sus servidores. Viendo que cumplen maravillas, podemos estar seguros de que Dios mora en ellos...Ninguno de entre nosotros puede ver directamente el sol fijándolo al momento en el que se levanta con todo su brillo, pues los ojos quedan deslumbrados al fijarlos en sus rayos. Pero miramos las montañas que el sol ilumina, y vemos por esto que ya ha salido. De este modo, puesto que no podemos ver el Sol de justicia en él mismo (Ml 3:20), miremos las montañas que su claridad ilumina, es decir los santos apóstoles, que brillan por sus virtudes, que resplandecen por sus milagros...En efecto el poder de Dios en él mismo, es el sol en el cielo; el poder de Dios extendido sobre los hombres, es el sol sobre la tierra... 
Pero la condición para no tropezar en el camino sobre la tierra es amar a Dios y a nuestro prójimo con todo nuestro espíritu (Mt 22:37s)...Es por esto que el Espíritu ha sido dado a los discípulos en dos ocasiones: primero por el Señor cuando vivía en la tierra, luego por el Señor cuando reinaba en el cielo (Jn 20:22; Hch 2). Nos es dado sobre la tierra para amar al prójimo, y del cielo para amar a Dios. Pero ¿por qué primero nos es dado sobre la tierra, y en seguida del cielo, sino para darnos a comprender claramente esta palabra de Juan: «quien no ama a su hermano, a quien ve, no puede amar a Dios a quien no ve»? (1 Jn 4:20). De este modo hermanos míos, apreciemos a nuestro prójimo; amemos al que está cerca de nosotros, para que nos sea posible amar a aquel que está sobre nosotros... a fin de merecer disfrutar en Dios una alegría perfecta con el mismo prójimo.  

El pecado contra el Espíritu Santo 

Por San Juan Pablo II (1920-2005), papa
Encíclica "Dominum et vivificantem", § 46 (trad. © Libreria Editrice Vaticana)

¿Por qué la blasfemia contra el Espíritu Santo es imperdonable? ¿En qué sentido hay que entender esta blasfemia? Santo Tomás de Aquino responde que se trata de un pecado "irremisible por su misma naturaleza porque excluye los elementos gracias a los cuales se concede la remisión de los pecados". Según tal exégesis, esta blasfemia no consiste, propiamente, en decir palabras ofensivas contra el Espíritu Santo, sino que consiste en no querer recibir la salvación que Dios ofrece al hombre a través del Espíritu Santo que actúa en virtud del sacrificio de la cruz. Si el hombre rechaza la "manifestación del pecado" que viene del Espíritu Santo (Jn 16,8) y que tiene un carácter salvífico, rechaza, al mismo tiempo, la "venida" del Paráclito (Jn 16,7), "venida" que tiene lugar en el misterio de Pascua, en unión con el poder redentor de la Sangre de Cristo, Sangre que "purifica la conciencia de las obras muertas" (Heb 9,14).
Sabemos que el fruto de una tal purificación es la remisión de los pecados. En consecuencia, quien rechaza al Espíritu y la Sangre (cf 1Jn 5,8) permanece en las "obras muertas", en el pecado. Y la blasfemia contra el Espíritu Santo consiste, precisamente, en el rechazo radical de esta remisión de la cual él es el dispensador íntimo, y que presupone la verdadera conversión que él opera en la conciencia. Si Jesús dice que el pecado contra el Espíritu Santo no puede ser perdonado ni en este mundo ni en el otro es porque esta "no-remisión" está ligada, como a su causa, a la "no-penitencia", es decir, al rechazo radical de convertirse...
La blasfemia contra el Espíritu Santo es el pecado cometido por el hombre que presume y reivindica el "derecho" a perseverar en el mal -en el pecado, cualquiera que sea su forma- y por ahí mismo rechaza la Redención. El hombre permanece encerrado en el pecado, haciendo, pues, por su parte, imposible la conversión y, por consiguiente, también la remisión de los pecados, la cual él no juzga esencial ni importante para su vida. En este caso, hay una situación de ruina espiritual, porque la blasfemia contra el Espíritu Santo no permite al hombre salir de la cárcel en la cual él mismo se ha encerrado.

EL EVANGELIO DEL DIA

El venerable papa Pío XII, siendo el año 1942, tiempo en el que la II guerra mundial arreciaba, decidió consagrar al mundo entero al Inmaculado Corazón de María, pidiendo a la Madre su intercesión y protección para que pronto se lograse la paz. Los creyentes, vemos en el corazón de María el interior de la Madre, el centro de su ser en el cual encierra sus más nobles sentimientos, el amor profundo hacia sus hijos, hacia el Dios en quien creyó. Que Ella nos ayude a sintonizar nuestros corazones con el de su Hijo. 

«Creo en la resurrección de la carne» Credo 

Por San Justino (c. 100-160), filósofo y mártir
Tratado sobre la resurrección, 2.4.7-9

 Los que están en el error dicen que no hay resurrección de la carne, que, en efecto, es imposible que ésta, después de ser destruida y convertida en polvo, recupere su integridad. Según ellos, siempre la salvación de la carne será no sólo imposible, sino perjudicial: : reprueban a la carne, denuncian sus defectos, la hacen responsable de los pecados; dicen que si esta carne ha de resucitar, resucitarán también sus defectos... Además, el Salvador dice: «Cuando la resurrección de los muertos, los hombres no se casarán sino que serán como los ángeles en el cielo». Ahora bien, los ángeles, dicen, no tienen carne, no comen ni se unen. Así pues, dicen, no habrá resurrección de la carne... 
¡Qué ciegos están los ojos de su entendimiento! Porque ellos no han visto en la tierra «los ciegos ver, los cojos caminar» (Mt 11,5) gracias a la palabra del Salvador..., para hacernos creer que es toda la carne la que en la resurrección resucitará. Si en esta tierra ha curado las enfermedades de la carne y ha devuelto al cuerpo su integridad, cuánto más lo hará en el momento de la resurrección a fin de que la carne resucite sin defecto, íntegramente... Esta gente me parece que ignoran la acción divina en su conjunto, tanto en los orígenes de la creación como cuando hizo al hombre; ignoran el porqué las cosas terrestres han sido hechas. 
El Verbo ha dicho: «Hagamos al hombre a nuestra imagen y semejanza» (Gn 1,26)... Es evidente, pues, que el hombre, modelado a imagen de Dios, era de carne. Entonces ¡qué absurdo pretender menospreciar, como sin ningún mérito, la carne modelada por Dios según su propia imagen! Que la carne sea preciosa a los ojos de Dios, es evidente porque es su obra. Y porque en ella se encuentra el principio de su proyecto para el resto de la creación, es eso lo que hay de más precioso a los ojos de su creador.
EL EVANGELIO DEL DIA


Santísimo Cuerpo y Sangre de Cristo. 

Esta fiesta fue instituida por el papa Urbano IV, en el año 1264 "con el fin de tributarle a la Eucaristía un culto público y solemne de adoración, amor y gratitud". En cada uno de los tres ciclos litúrgicos, se destaca algún aspecto de este sacramento. Las lecturas de este año giran alrededor del simbolismo religioso que tenía la sangre en el mundo antiguo y su uso en diversos tipos de sacrificios. 

«Dios se da El mismo como comida» 

Por San Juan María Vianney (1786-1859), presbítero, cura de Ars
Espíritu del Cura de Ars en sus Catecismos, en sus Sermones, en sus Conversaciones (Trad. ©Evangelizo.org)

Para tener una idea de nuestra dignidad, debemos recordar a menudo el cielo, el calvario y el infierno. Si comprendemos lo que significa ser hijo de Dios, no podríamos hacer el mal, seríamos como ángeles sobre la tierra. Ser hijo de Dios ¡qué dignidad! 
Cuando los ángeles se rebelaron contra Dios, ese Dios tan bueno, viendo que ya no podían gozar de la felicidad para la cual habían sido creados, hizo al hombre y ese pequeño mundo que vemos para alimentar su cuerpo. Pero era necesario también alimentar su alma; y como nada de lo que había sido creado puede alimentar el alma que es un espíritu, Dios quiso darse Él mismo como comida. 
Pero la gran desgracia es que somos negligentes y no recorremos a este divino Alimento, para atravesar el desierto de esta vida. Así como una persona que muere de hambre al lado de una mesa llena de comida, del mismo modo hay quienes se quedan cincuenta, sesenta años sin alimentar su alma. 
Si los cristianos pudieran comprender este lenguaje de nuestro Señor que les dice: «Pese a tu miseria, Quiero ver de cerca esta bella alma que he creado para Mi. La he hecho tan grande que solamente Yo puedo llenarla. La he hecho tan pura que solamente mi cuerpo puede alimentarla.» 

EL EVANGELIO DEL DIA.

La Visitación de la Virgen María. 


"En la Visitación, la Virgen lleva a la madre del Bautista el Cristo, que derrama el Espíritu Santo. Las mismas palabras de Isabel expresan bien este papel de mediadora: 'Porque, apenas llegó a mis oídos la voz de tu saludo, saltó de gozo el niño en mi seno' (Lc 1, 44). La intervención de María, junto con el don del Espíritu Santo, produce como un preludio de Pentecostés, confirmando una cooperación que, habiendo empezado con la Encarnación, está destinada a manifestarse en toda la obra de la salvación divina" (Juan Pablo II, catequesis, 2 de octubre de 1996). 

El hijo del hombre vino para dar su vida 

San Alfonso María de Ligorio (1696-1787), obispo y doctor de la Iglesia
Novena de Navidad, discurso 6º

El Señor eterno se ha dignado presentarse ante nosotros, primero como un pequeño niño en un establo, después como un simple obrero en un taller, más tarde como un criminal muriendo en la cruz, y finalmente como pan en una ofrenda. Aspectos numerosos, aspectos intencionales de Jesús, aspectos que no tienen más que un efecto: el de mostrar el amor que tiene por nosotros.
Oh, Señor, ¿puedes inventar alguna cosa más para que te amemos? "Aquel día diréis: Dad gracias al Señor, invocad su nombre, contad a los pueblos sus hazañas, proclamad que su nombre es excelso" (Isaías 12,4). Almas redimidas, dad a conocer por todas partes las obras de amor de este Dios lleno de amor. Él las concibió y realizó para que todos los hombres se amaran, Él que, tras haberlos colmado de sus favores, se donó a sí mismo, ¡y de tantas maneras!
"Enfermo o herido, ¿deseas curarte? Jesús es la medicina": Él te sana con su sangre. ¿La fiebre te quema? Él es la fuente refrescante. ¿Te atormentan las pasiones y problemas de este mundo? Él es la fuente de los consuelos espirituales y del verdadero bienestar. "¿Temes a la muerte? Él es la vida. ¿Aspiras a llegar al cielo? Él es el camino (Juan, 14,6)": palabra de San Ambrosio. Jesucristo no solo se dio a todos los hombres en general; él se da también a cada uno en particular. Por eso San Pablo dijo: "Él me amó y se entregó a sí mismo por mí" (Gálatas 2,20). Y San Juan Crisóstomo afirma que "Dios nos ama tanto a cada uno de nosotros como a toda la humanidad". Así, mi querido hermano, si hubieras estado solo en el mundo, el divino Redentor habría venido, habría dado su sangre y su vida solo por ti.

EL EVANGELIO DEL DIA

Dejarlo todo para seguirle 

Santa Teresa de Calcuta (1910-1997), fundadora de las Hermanas Misioneras de la Caridad
El amor más grande, pág. 40

Las riquezas, tanto las materiales como las espirituales, pueden ahogarnos si no las usamos bien. Porque ni siquiera Dios puede poner algo en un corazón que ya está lleno. Un día surge el deseo de tener dinero y todas las cosas que éste puede proporcionar, las cosas superfluas, lujos en la comida, exquisiteces en el vestir. Las necesidades aumentan porque una cosa lleva a la otra, y la consecuencia es una insatisfacción incontrolable. Conservémonos todo lo vacíos que podamos para que Dios pueda llenarnos. 
Nuestro Dios nos da el ejemplo: desde el primer día de su existencia humana se crío en una pobreza que ningún ser humano podrá experimentar jamás, porque "Siendo rico se hizo pobre" (2 Co 8,9). Siendo rico se vació a sí mismo. En esto es donde está la contradicción. Si deseo ser pobre como Cristo, que se hizo pobre aun cuando era rico, yo debo hacer lo mismo. Sería vergonzoso ser más ricos que Jesús, quien soportó la pobreza para nuestro bien. 
En la cruz Cristo no tenía nada. La cruz se la dio Pilatos; los clavos y la corona, los soldados. Estaba desnudo. Cuando murió le quitaron la cruz, los clavos y la corona. Lo envolvieron en un trozo de lienzo donado por un alma caritativa y lo enterraron en una tumba que no le pertenecía. Aunque podría haber muerto como un rey e incluso haberse librado de la muerte, eligió la pobreza porque sabía que ése era el auténtico camino para poseer a Dios y para traer su amor a la tierra.

EL EVANGELIO DEL DIA

Solemnidad de la Santísima Trinidad


"La Trinidad es un misterio de fe en sentido estricto, uno de los misterios escondidos en Dios, 'que no pueden ser conocidos si no son revelados desde lo alto' (Concilio Vaticano I: DS 3015). Dios, ciertamente, ha dejado huellas de su ser trinitario en su obra de Creación y en su Revelación a lo largo del Antiguo Testamento. Pero la intimidad de su Ser como Trinidad Santa, constituye un misterio inaccesible a la sola razón e incluso a la fe de Israel antes de la Encarnación del Hijo de Dios y el envío del Espíritu Santo" (Catecismo de la Iglesia Católica, nro. 237). 

«Estoy con ustedes por siempre hasta el fin del mundo» 

Por Venerable Pio XII (1876-1958), papa 1939-1958
Discurso de Cuaresma a los sacerdotes de Roma y a los predicadores,17 de febrero 1942.

Cristo, nuestro abogado (1Jn 2:1), está sentado a la derecha del Padre. En medio de nosotros ya no es visible en su naturaleza humana. Pero se dignó quedarse con nosotros hasta el fin de los siglos, invisible bajo las apariencias de pan y de vino en el sacramento de su amor. Es el gran misterio de un Dios presente y escondido, de ese Dios que un día vendrá juzgar a los vivos y a los muertos. 
Es hacia ese gran día de Dios que avanza la humanidad entera de los siglos pasados, del presente y del porvenir. Es hacia ese día que avanza la Iglesia, maestra para todas las naciones de la fe y de la moral, bautizando en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Y nosotros, así como creemos en el Padre, creador del cielo y de la tierra, en el Hijo, redentor del género humano, igualmente creemos en el Espíritu Santo. 
Él es el Espíritu que procede del Padre y del Hijo, de su amor consubstancial, prometido y enviado por Cristo a los Apóstoles el día del Pentecostés, virtud que viene de arriba y que los llena. Es el Paráclito y el Consolador que mora con ellos por siempre, Espíritu invisible, desconocido por el mundo, quién les enseña y recuerda todo lo que Jesús les dijo. 
Muestren al pueblo cristiano el poder divino e infinito de este Espíritu creador, don del Altísimo, dador de todo carisma espiritual, consolador, luz de los corazones, que, en nuestras almas lava lo que está sucio, riega lo que es árido, sana lo que está herido. 
De él, amor eterno, desciende el fuego de esta caridad que Cristo quiere ver encendida aquí abajo; esta caridad que hace a la Iglesia una, santa, católica, que la anima y la vuelve invencible en medio de los ataques de la sinagoga de Satán; esta caridad que une en la comunión de los santos; esta caridad que renueva la amistad con Dios y perdona el pecado. 

EL EVANGELIO DEL DIA

Felipe, conocido como "el santo sonriente", dedicó su vida a la evangelización de los más humildes. Formó una comunidad de sacerdotes para dedicarse a atender a los barrios más marginales de Roma. En todo momento se destacaba por su alegría, amabilidad y simpleza para tratar con todo tipo de personas. Se lo recuerda siempre alegre y sonriente. Murió en el pequeño departamento donde vivía, en el barrio de Trastévere, Roma, en 1595. 

Acoger el Reino de Dios como un niño 

Por Beato Guerrico de Igny (c. 1080-1157), abad cisterciense
1er sermón para la Navidad


 Nos ha nacido un niño: el Dios de toda majestad, se anonadó a sí mismo, se hizo semejante a nosotros no sólo tomando el cuerpo terrestre de los mortales, sino aún más, haciéndose a la edad de un niño, cargado de debilidad y pequeñez. ¡Bienaventurada infancia, cuya debilidad y simplicidad son más fuertes y más sabias que todos los hombres! Porque, en verdad, la fuerza de Dios y la sabiduría de Dios llevan a cabo aquí su obra divina a través de nuestras realidades humanas. Sí, la debilidad de este niño vence al príncipe de este mundo; rompe nuestras ataduras y nos libera de nuestra cautividad. La simplicidad de este niño, la cual parece muda y faltada de palabra, vuelve elocuentes las lenguas de los hijos; les hace hablar con el lenguaje de los hombres y de los ángeles... Este niño parece ignorante pero es quien enseña la sabiduría a los hombres y a los ángeles, él que, en realidad, es... la Sabiduría de Dios y su Verbo, su Palabra. 
¡Oh santa y dulce infancia, que devuelves a los hombres la verdadera inocencia gracias a la cual a cualquier edad se puede regresar a la bendita infancia y asemejarse a ella, no por la pequeñez de sus miembros, sino por la humildad de corazón y la suavidad de su comportamiento! Indudablemente, vosotros los hijos de Adán, que sois tan grandes a vuestros propios ojos..., si no os convertís y no os hacéis como ese niño, no entraréis en el Reino de los cielos. «Yo soy la puerta del Reino», dice ese niño. Si la altura de los hombres no se inclina, esta humilde puerta no los dejará entrar. 
(Referencias bíblicas: : Is 9,5; 1C 1,24; Jn 12,31; Sab 10,21; 1C 13,1; Sl 93,10; Mt 18,3-4; Jn 10). 

EL EVANGELIO DEL DIA

"Al principio de la creación, los hizo hombre y mujer" 

Por San Juan Pablo II (1920-2005), papa
Audiencia general del 02/04/1980 (trad. © copyright Libreria Editrice Vaticana

 Por el hecho de que el Verbo de Dios se ha hecho carne, el cuerpo ha entrado, diría, por la puerta principal en la teología... Encarnación -y la redención que brota de ella- se ha convertido también en la fuente definitiva de la sacramentalidad del matrimonio... Muchos hombres y muchos cristianos buscan en el matrimonio la realización de su vocación. Muchos quieren encontrar en él el camino de la salvación y de la santidad.
Para ellos es particularmente importante la respuesta que Cristo dio a los fariseos, celadores del Antiguo Testamento... Efectivamente, ¡cuán indispensable es, en el camino de esta vocación, la conciencia profunda del significado del cuerpo, en su masculinidad y feminidad!, ¡cuán necesaria es una conciencia precisa del significado esponsalicio del cuerpo, de su significado generador, dado que todo esto, que forma el contenido de la vida de los esposos, debe encontrar constantemente su dimensión plena y personal en la convivencia, en el comportamiento, en los sentimientos! Y esto, tanto más en el trasfondo de una civilización, que está bajo la presión de un modo de pensar y valorar materialista y utilitario...
¡Qué significativo es que Cristo, en la respuesta a todas estas preguntas, mande al hombre volver, al umbral de su historia teológica! Le ordena ponerse en el límite entre la inocencia-felicidad originaria y la herencia de la primera caída. ¿Acaso no le quiere decir, de este modo, que el camino por el que Él conduce al hombre, varón-mujer, en el sacramento del matrimonio, esto es, el camino de la "redención del cuerpo", debe consistir en recuperar esta dignidad en la que se realiza simultáneamente el auténtico significado del cuerpo humano, su significado personal y "de comunión"?

El evangelio del dia

¿Acaso van con nosotros? 

Concilio Vaticano II
Constitución dogmática sobre la Iglesia "Lumen gentium", §16 (trad. © Libreria Editrice Vaticana) 

Por último, quienes todavía no recibieron el Evangelio, se ordenan al Pueblo de Dios de diversas maneras. En primer lugar, aquel pueblo que recibió los testamentos y las promesas y del que Cristo nació según la carne (cf. Rm 9,4-5). Por causa de los padres es un pueblo amadísimo en razón de la elección, pues Dios no se arrepiente de sus dones y de su vocación (cf. Rm 11, 28-29). Pero el designio de salvación abarca también a los que reconocen al Creador, entre los cuales están en primer lugar los musulmanes, que, confesando adherirse a la fe de Abraham, adoran con nosotros a un Dios único, misericordioso, que juzgará a los hombres en el día postrero.
Ni el mismo Dios está lejos de otros que buscan en sombras e imágenes al Dios desconocido, puesto que todos reciben de El la vida, la inspiración y todas las cosas (cf. Hch 17,25-28), y el Salvador quiere que todos los hombres se salven (cf. 1 Tm 2,4). Pues quienes, ignorando sin culpa el Evangelio de Cristo y su Iglesia, buscan, no obstante, a Dios con un corazón sincero y se esfuerzan, bajo el influjo de la gracia, en cumplir con obras su voluntad, conocida mediante el juicio de la conciencia, pueden conseguir la salvación eterna. Y la divina Providencia tampoco niega los auxilios necesarios para la salvación a quienes sin culpa no han llegado todavía a un conocimiento expreso de Dios y se esfuerzan en llevar una vida recta, no sin la gracia de Dios. Cuanto hay de bueno y verdadero entre ellos, la Iglesia lo juzga como una preparación del Evangelio y otorgado por quien ilumina a todos los hombres para que al fin tengan la vida.

EL EVANGELIO DEL DIA

Rita nació en Roccaporena, en las montañas apeninas (Italia), en 1381. A pesar de sus deseos de entregarse totalmente a Dios, sus padres la dieron en matrimonio a un joven que llenaba de amargura su vida. Su oración fue escuchada, y el hombre transformó su vida. Sin embargo, antiguos enemigos lo asesinaron. Siendo viuda, y habiendo muerto sus dos hijos, entró a la orden de las Agustinas. Murió en el monasterio de Cascia en 1457. 

«Quien quiera ser el primero, que sea el último de todos» 

Por San Gregorio Nacianceno (330-390), obispo y doctor de la Iglesia
Homilía para la fiesta de Pascua: PG 36, 624

 Algunos están sumergidos en la incertidumbre a causa de los estigmas de la Pasión sobre el cuerpo de Cristo y se preguntan: «¿Quién es ese Rey de la gloria?» (Sl 23,7). Respóndeles que es Cristo fuerte y poderoso (v.8) en todo lo que siempre ha hecho y sigue haciéndolo... Hazles ver la belleza de la túnica que llevaba el cuerpo sufriente de Cristo, embellecido por su Pasión y transfigurado por el resplandor de la divinidad, esta túnica de gloria que hace de él el mas bello y más digno de ser amado en el mundo... ¿Acaso es pequeño porque se ha hecho humilde por ti? ¿Acaso es despreciable por haber ofrecido, como Buen Pastor, su vida por su rebaño (Jn 10,1), porque vino a buscar la oveja perdida y, habiéndola encontrado, se la pone sobre sus hombros que por ella han llevado la cruz, y habiéndola vuelto al redil, la cuenta entre el número de las ovejas fieles que habían quedado en el establo? (Lc 15,4s). ¿Acaso crees que es menos grande porque se ciñe con una toalla para lavar los pies a sus discípulos enseñándoles así que el medio más seguro para llegar a ser grande es abajarse? (Jn 13,4; Mt 23,12) ¿Por qué inclinando su alma hacia el suelo se abaja a fin de levantar hasta él a los que se doblan bajo el peso del pecado? ¿Le echas tú en cara el haber comido con publicanos y pecadores para salvarlos? (Mt 9,10)
Conoció la fatiga, el hambre, la sed, la angustia y las lágrimas, según la ley de la naturaleza humana. Pero, como Dios ¿qué es lo que no ha hecho?... Tenemos necesidad de un Dios hecho hombre, hecho mortal para poder vivir. Hemos compartido su muerte que nos purifica; por su muerte nos hace participar de su resurrección; por su resurrección nos hace compartir su gloria.

EL EVANGELIO DEL DIA

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"¡Creo, Señor, ayuda mi fe!" (Mc 9,24) 

Catecismo de la Iglesia Católica
153-155

La fe es un don de Dios, una virtud sobrenatural infundida por Dios... Sólo es posible creer por la gracia y los auxilios interiores del Espíritu Santo. Cuando San Pedro confiesa que Jesús es el Cristo, el Hijo de Dios vivo, Jesús le declara que esta revelación no le ha venido "de la carne y de la sangre, sino de mi Padre que está en los cienos" .(Mt 16,179) Para dar esta respuesta de la fe es necesaria la gracia de Dios, que se adelanta y nos ayuda, junto con el auxilio interior del Espíritu Santo, que mueve el corazón, lo dirige a Dios, abre los ojos del espíritu y concede a todos gusto en aceptar y creer la verdad (cf DV 5).
Sólo es posible creer por la gracia y los auxilios interiores de Espíritu Santo. Pero no es menos cierto que creer es un acto auténticamente humano. No es contrario ni a la libertad ni a la inteligencia del hombre depositar la confianza en Dios y adherirse a las verdades por El reveladas. Ya en las relaciones humanas no es contrario a nuestra propia dignidad creer lo que otras personas nos dicen sobre ellas mismas y sobre sus intenciones, y prestar confianza a sus promesas /como, p.e. cuando un hombre y una mujer se casan), para entrar así en comunión mutua. Por ello, es todavía menos contrario a nuestra dignidad "presentar por la fe la sumisión plena de nuestra inteligencia y de nuestra voluntad al Dios que se revela y entrar así en comunión íntima con él.
En la fe, la inteligencia y la voluntad humanas cooperan con la gracia divina: "Creer es un acto del entendimiento que asiente a la verdad divina por imperio de la voluntad movida por Dios mediante la gracia" (S. Tomás de Aquino).
EL EVANGELIO DEL DIA


El Fuego del Pentecostés 

San Buenaventura (1221-1274), franciscano, doctor de la Iglesia
El Árbol de la Vida (Trad. ©Evangelizo.org)

Siete semanas después de la Resurrección, el quincuagésimo día, «los discípulos estaban todos reunidos con las mujeres y María la Madre de Jesús, de repente vino del cielo un ruido como una impetuosa ráfaga de viento» (Hch 1:14; 2:1-2) 
El Espíritu descendió entonces sobre ese grupo de ciento veinte personas y se apareció bajo la forma de lenguas de fuego, porque iba a darles la palabra a sus bocas, la luz a su inteligencia y el ardor a su amor. Todos quedaron llenos de Espíritu Santo y se pusieron a hablar en diversas lenguas según el Espíritu les concedía expresarse. Les enseño toda la verdad, los encendió del perfecto amor y los confirmó en toda virtud. Es así que, ayudados de su gracia, iluminados por su doctrina y fortificados por su poder, aunque poco numerosos y sencillos, «plantaron la Iglesia con el precio de su sangre» [Brev.Rom] en el mundo entero, tanto por el fuego sus discursos como por su perfecta ejemplaridad y sus prodigiosos milagros. 
Esta Iglesia purificada, iluminada y llevada a la perfección por la virtud de ese mismo Espíritu, se dio a amar por su esposo, tanto que pareció bella, admirable por sus distintos ornamentos, pero al contrario terrible como un ejército listo para la batalla contra Satanás y contra sus ángeles. 


" Pedro, ¿me amas?» 

Por San Juan Pablo II (1920-2005), papa
Homilía en París el 30/05/1980, (© Copyright 1980 - Libreria Editrice Vaticana)

A la hora de la prueba, Pedro negó tres veces a su Maestro.. Y su voz temblaba cuando respondió: "Señor, tú sabes que te amo" (Jn 21, 15). Sin embargo, no respondió: "Y no obstante, Señor, te he decepcionado", sino: "Señor, tú sabes que te amo". Al decir esto, sabía ya que Cristo es la piedra angular sobre la cual, por encima de toda debilidad humana, puede crecer en él, en Pedro, esta construcción que tendrá la forma del amor. A través de todas las situaciones y de todas las pruebas. Hasta el fin. Por eso, escribirá un día, en su Carta que acabamos de leer, el texto sobre Jesucristo, la piedra angular sobre la cual "vosotros, como piedras vivas, sois edificados como casa espiritual para un sacerdocio santo, para ofrecer sacrificios espirituales agradables a Dios por Jesucristo" (1 Pe 2, 5).
Todo esto no significa otra cosa que responder siempre y constantemente, con tenacidad y de manera consecuente, a esa única pregunta: ¿Tú amas? ¿Tú me amas? ¿Me amas cada vez más?
Es, en efecto, esta respuesta, es decir, este amor lo que hace que seamos "linaje escogido, sacerdocio regio, gente santa, pueblo adquirido..." (2 Pe 2, 9).
Es la que hace que proclamemos las obras maravillosas de Aquel que nos "ha llamado de las tinieblas a su luz admirable" (ib.).
Todo esto Pedro lo supo con la absoluta certidumbre de su fe. Y todo esto lo sabe, y lo continúa confesando, en sus sucesores.

EL EVANGELIO DEL DIA

Juan, hijo de Constancio, nació en Siena, un pueblo en el sur de la Toscana (Italia) en el año 470. Era fraile en el momento de su elección como Papa, en el 523. Su interés por la Liturgia lo llevó a fijar el calendario de Pascua y dar gran impulso al canto. Fue el primer Papa en viajar a Constantinopla, en el año 525, para negociar con el emperador bizantino, Justino I, el cese de las persecuciones en contra de los arrianos. El fracaso de su misión hizo que, cuando regresó a Roma, Teodorico lo hiciese encarcelar en Rávena, donde murió martirizado el 18 de mayo del año 526. Sus restos fueron llevados a Roma y enterrados en la Basílica de San Pedro. 

«Para que todos sean uno, como tú, Padre, en mí y yo en ti» 

San Pedro Damián (1007-1072), benedictino, obispo de Ostia, doctor de la Iglesia
Opúsculo 11 «Dominus vobiscum», 6

 La santa Iglesia, aunque diversa en la multiplicidad de las personas, está unificada por el fuego del Espíritu Santo. Si, materialmente, aparece formada por muchas familias, el misterio de su unidad profunda no puede hacerle perder nada de su integridad: «Porque el amor de Dios ha sido derramado en nuestros corazones por el Espíritu Santo que nos ha sido dado», dice san Pablo (Rm 5,5). Este Espíritu, sin duda alguna, es uno y múltiple al mismo tiempo, uno en la esencia de su majestad, múltiple en los dones y carismas concedidos a la santa Iglesia que él llena con su presencia. Y este Espíritu es quien da a la Iglesia el poder ser, a la vez, una en su extensión universal y toda entera en cada uno de sus miembros...
Así pues, si los que creen en Cristo son uno, donde sea que uno de ellos se encuentre físicamente, el cuerpo de la Iglesia se encuentra todo entero allí por el misterio sacramental. Y todo lo que se puede decir del cuerpo entero se puede decir de cada uno de los miembros... Por eso, cuando se juntan distintos fieles, pueden decir: «Inclina tu oído, Señor, escúchame, que soy un pobre desamparado; protege mi vida que soy un fiel tuyo» (Sl 85,1). Y cuando estamos solos podemos muy bien cantar:»Aclamad a Dios, nuestra fuerza; dad vítores al Dios de Jacob» (Sl 80,2). Y no está fuera de lugar decir todos juntos: «Bendeciré al Señor en todo momento; su alabanza está siempre en mi boca» (Sl 33,2), ni, cuando me encuentro solo, exclamar: «Proclamad conmigo la grandeza del Señor, ensalcemos juntos su nombre» (Sl 33,4) y muchas otras expresiones parecidas. La soledad no priva a nadie de hablar en plural, y una multad de fieles puede muy bien expresarse en singular. El poder del Espíritu Santo que habita en cada uno de los fieles y los envuelve agrupándolos, hace que aquí haya una soledad bien poblada, y allá, una multitud que no forma más que una unidad.

EL EVANGELIO DEL DIA

«Para que ellos sean uno como lo somos nosotros» 

San Cirilo de Alejandría (380-444), obispo y doctor de la Iglesia
Comentario al evangelio de Juan, 11, 11; PG 74, 558

Cuando Cristo se hizo semejante a nosotros, es decir, se hizo hombre, el Espíritu lo ungió y consagró, aún siendo Dios por naturaleza... Él mismo santifica su propio cuerpo y todo lo que en la creación es digno de ser santificado. El misterio ocurrido en Cristo es el principio y el itinerario de nuestra participación por el Espíritu.
Para unirnos también a nosotros, para fundirnos en una unidad con Dios y entre nosotros, aunque separados por la diferencia de nuestras individualidades, de nuestras almas y de nuestros cuerpos, el Hijo único inventó y preparó un medio para estar unidos, gracias a su sabiduría y según el consejo de su Padre. A través de un solo cuerpo, su propio cuerpo, bendice a los que creen en él en una comunión mística y hace de todos nosotros un solo cuerpo con él y entre nosotros.
¿Quién podrá separar, quién podrá privar de su unión física a los que, a través de este cuerpo sagrado y sólo a través de él, estén unidos en la unidad de Cristo? Si compartimos un mismo pan, formamos todos un solo cuerpo (1C 10,17). Porque Cristo no puede ser partido. Por esto también a la Iglesia se la llama cuerpo de Cristo y a nosotros sus miembros, según la doctrina de san Pablo (Ef 5,30). Todos unidos a un solo Cristo a través de su santo cuerpo, le recibimos, único e indivisible, en nuestros propios cuerpos. Debemos considerar nuestros propios cuerpos como que ya no nos pertenecen.


«Padre, glorifica a tu Hijo, para que tu Hijo te glorifique» 

Por San Agustín (354-430), obispo de Hipona (África del Norte), doctor de la Iglesia
Sermón sobre el evangelio de san Juan, n°104-105

Hay gente que piensa que el Hijo ha sido glorificado por el Padre en aquello que no le ahorró, ya que lo entregó por todos nosotros (Rm 8,32). ¡Pero si ha sido glorificado en su Pasión, cuánto más en su resurrección! En su Pasión, su humildad aparece más que su esplendor...
Con el fin de que "el mediador entre Dios y los hombres, el hombre Cristo Jesús " (1Tm 2,5) sea glorificado en su resurrección, primero ha sido humillado en su Pasión... Ningún cristiano duda de eso: es evidente que el Hijo ha sido glorificado según la forma de esclavo, que el Padre lo resucitó e hizo sentar a su derecha (Fl. 2,7; Hch. 2,34).
Pero el Señor no dice solo: "Padre, glorifica a tu Hijo", añade: "para que tu Hijo te glorifique". Preguntamos, y con razón, cómo el Hijo glorificó al Padre... En efecto, la gloria del Padre, en sí misma, no puede crecer ni disminuir. Era menor, sin embargo, cerca de los hombres cuando Dios se manifestó "en Judea" y "sus siervos alababan el nombre del Señor de la salida del sol hasta su ocaso" (Sal. 75,2; 112,1-3). Esto se produjo por el Evangelio de Cristo que hizo conocer a las naciones al Padre por el Hijo: así el Hijo glorificó al Padre.
Si el Hijo sólo hubiera muerto y no hubiera resucitado, no habría sido glorificado ni por el Padre ni el Padre por él. Ahora, glorificado por el Padre en su resurrección, él glorifica al Padre por la predicación de su resurrección. Esto aparece en el mismo orden de las palabras: "Padre, glorifica a tu Hijo para que tu Hijo te glorifique", como si dijera: "Resucítame, para que por mí, tú seas conocido en todo el universo"... Desde entonces, Dios es glorificado cuando la predicación hace que lo conozcan los hombres y cuando aceptado por la fe de los que creen en él.
EL EVANGELIO DEL DIA

Como datos ciertos acerca de Matías, solo tenemos los que nos da el libro de los Hechos. Él fue uno de los que compartió la vida pública de Jesús y se convirtió en testigo de la resurrección, por lo cual fue elegido para ocupar el lugar de Judas entre los Doce. Leyendas tardías afirman que, después de Pentecostés, evangelizó la zona del mar Caspio. 

¡Sean testigos! 

Por Benedicto XVI, papa 2005-2013
Homilía del 14 de mayo (Viaje apostólico a Portugal- © Copyright - Libreria Editrice Vaticana)

"Hace falta, por tanto, que uno se asocie a nosotros como testigo de la resurrección de Jesús", decía Pedro. Hermanos y hermanas míos, hace falta que seáis testigos de la resurrección de Jesús. En efecto, si vosotros no sois sus testigos en vuestros ambientes, ¿quién lo hará por vosotros? El cristiano es, en la Iglesia y con la Iglesia, un misionero de Cristo enviado al mundo. Ésta es la misión apremiante de toda comunidad eclesial: recibir de Dios a Cristo resucitado y ofrecerlo al mundo, para que todas las situaciones de desfallecimiento y muerte se transformen, por el Espíritu, en ocasiones de crecimiento y vida. 
Sin imponer nada, proponiendo siempre, como Pedro nos recomienda en una de sus cartas: "Glorificad en vuestros corazones a Cristo Señor y estad siempre prontos para dar razón de vuestra esperanza a todo el que os la pidiere" (1 P 3:15). Y todos, al final, nos la piden, incluso los que parece que no lo hacen. Por experiencia personal y común, sabemos bien que es a Jesús a quien todos esperan. De hecho, los anhelos más profundos del mundo y las grandes certezas del Evangelio se unen en la inexcusable misión que nos compete, puesto que "sin Dios el hombre no sabe adónde ir ni tampoco logra entender quién es. Ante los grandes problemas del desarrollo de los pueblos, que nos impulsan casi al desasosiego y al abatimiento, viene en nuestro auxilio la palabra de Jesucristo, que nos hace saber: 'Sin mí no podéis hacer nada' (Jn 15:5). Y nos anima: 'Yo estoy con vosotros todos los días, hasta el final del mundo' (Mt 28:20)" (Enc. Caritas in veritate, 78). 
Sí, estamos llamados a servir a la humanidad de nuestro tiempo, confiando únicamente en Jesús, dejándonos iluminar por su Palabra: "No sois vosotros los que me habéis elegido, soy yo quien os he elegido, y os he destinado para que vayáis y deis fruto, y vuestro fruto dure" (Jn 15:16). ¡Cuánto tiempo perdido, cuánto trabajo postergado, por inadvertencia en este punto! En cuanto al origen y la eficacia de la misión, todo se define a partir de Cristo: la misión la recibimos siempre de Cristo, que nos ha dado a conocer lo que ha oído a su Padre, y el Espíritu Santo nos capacita en la Iglesia para ella. Como la misma Iglesia, que es obra de Cristo y de su Espíritu, se trata de renovar la faz de la tierra partiendo de Dios, siempre y sólo de Dios. 

EL EVANGELIO DEL DIA

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